miércoles, diciembre 14, 2005

el SPUTNIK
















Bruno Marcos

No sé muy bien como interpretar mi propio pasado. ¿Fui un personaje siniestro o atolondrado?¿Un genio o un tonto?
Fue salir tú y me llama el Sputnik, esa pequeña nave que surcó el espacio cuando este sólo era una quimera; es decir, mi galería. Hace meses que no hablaba con él y va y se me ocurre, como excusa, decirle que es que me he retirado de espectador y que no voy a exposiciones, no sólo a las suyas sino a ninguna. Dice que lo entiende pero me incita, por lo menos, a ser voyeur. Me insinúa que no está muy pletórico pero que mantiene su local abierto. Le comento que había pensado en ir a verle para darle un catálogo de lo de Nueva York.
Luego lo pienso y veo que ninguna de las dos excusas era mentira, que, de verdad, no voy ya a exposiciones y que había pensado en darle el libro.
Yo no sé como explicarle que todo es pasado. Quiere dar a la imprenta un documento de algo que hice hace más de siete años y a mí me suena como a revelar una foto de cuando tenía quince años. No se lo discuto, pero le pregunto si, realmente, da vida todavía a esas cosas y, sorprendido, me responde que sí, que es de lo que más le solicitan en sus conferencias. Yo no sé... él cree que hace bien en resistir sin conocer cual es la fuerza que le tumba, contra la que lucha. En esa tozudez heroica se ha llevado por delante la amistad saltando por los aires, quizá su único patrimonio.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

te estás volviendo un planetaRIO INTERESTELAR

diciembre 16, 2005 12:43 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

arte nostalgico y amistad

diciembre 16, 2005 12:45 p. m.  

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